sábado, 13 de junio de 2009

La crónica parlamentaria: Divide, sanciona... y reinarás

La crónica parlamentaria: Divide, sanciona... y reinarás

No es un secreto en el nacionalismo el malestar que ha originado la exclusión de José Maslucán e Isaac Meckler del rol de amonestados.

Por Patricia Quispe Villanueva
Aunque el Partido Nacionalista Peruano se niegue a reconocerlo públicamente, la suspensión de siete de sus veintitrés parlamentarios ha sido un golpe político inesperado que lo coloca en una situación de desventaja frente a sus adversarios congresales (a partir de ahora tienen 7 votos menos). Pero, además, ha dejado al descubierto deslealtades internas, pues es más que evidente que en la lista de suspendidos y amonestados no están todos los que son, ni son todos los que están.

Afirman algunos parlamentarios nacionalistas que cuando su líder Ollanta Humala declaró ayer que, en el peor de los casos, el castigo debió ser el mismo para todos, no hizo sino enviarles un mensaje a quienes han recibido con indiferencia la nueva situación de desempleados de sus colegas.

No es un secreto, aseguran, el malestar que ha originado la sospechosa exclusión de José Maslucán, Isaac Mekler, Cenaida Uribe y Daniel Abugattás de la relación de sancionados, pese a que todos ellos participaron en la “toma’ del hemiciclo.

En este caso, el “divide y reinarás” parece haberle dado buenos resultados al Partido Aprista. La medida disciplinaria impuesta a sus más recalcitrantes opositores le ha permitido no solo sacarse de encima a los legisladores más belicosos del partido de la olla nada menos que hasta mediados de marzo de 2010, sino también bloquear, en cierto modo, el accionar de sectores como Unión Por el Perú, Alianza Parlamentaria y Bloque Popular, que habían encontrado en la bancada de Humala el respaldo necesario a sus iniciativas, sobre todo si estaban destinadas a contrarrestar propuestas oficialistas.

Esta situación, sin embargo, no habría sido posible si los nacionalistas no hubieran actuado como lo han hecho desde julio de 2006: con un temperamento intolerante, agresivo y confrontacional, y con una total ausencia de propuestas. Para muchos, no hay duda de que ellos se ganaron a pulso la suspensión por 120 días de legislatura, y que lo ocurrido el jueves último es la cereza sobre el pastel que, a lo largo de casi tres años, amasaron con irrupciones en el hemiciclo, frases altisonantes, golpes e insultos al por mayor.

De haber asumido una actitud propositiva, quizá el nacionalismo no estaría reclamando ahora la intempestiva expectoración de una tercera parte de su representación congresal. De haber advertido a tiempo sus debilidades como grupo, el Apra tampoco habría encontrado eco en Unidad Nacional y en el Grupo Fujimorista para aplicar tan drástica sanción y allanarse el camino en el Legislativo.

Hace un par de meses, en un documento interno que circuló entre los miembros de la bancada humalista, su propio vocero, Fredy Otárola, reconoció la falta de integración de sus miembros, de proyectos que generen reacción en la opinión pública y de un trabajo grupal consolidado. Las críticas no se hicieron esperar, y Otárola retrocedió amilanado en su pretensión de introducir cambios en el bloque. Hoy debe de estar lamentando su indecisión.


peru21.pe, 13 de Junio del 2009

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