Ni el Hospital del Niño se salva
La Primera, 27 de Junio del 2009
En un amplio terreno, ubicado entre las avenidas Javier Prado y Rosa Toro, en los límites de los distritos de San Luis y San Borja, el Estado, por inspirada iniciativa del presidente Alan García, construirá próximamente una nueva sede para el Hospital del Niño, más amplia y mejor equipada. La noticia debería celebrarse. Pero para hacerlo se requiere despejar varios nubarrones que quedan de la participación presidencial en este asunto y sobre el curioso desenlace del proceso de asignación de la buena pro a la compañía que finalmente resultó favorecida con un paquete de obras que representa, en principio, algo más de 120 millones de soles.
Lo primero que hay que advertir es que por alguna razón misteriosa este proyecto fue declarado de emergencia por el gobierno, en marzo del presente año, e incorporado a las prioridades del Plan de Estímulo frente a la crisis internacional, lo que quería decir que la “emergencia” no se debía a la importancia del sector salud, ni a los niños que allí se atenderían (piénsese en las víctimas del frío en la sierra) sino en la necesidad de gastar recursos públicos para impulsar la actividad privada. Curiosamente, sin embargo, un año antes, cuando no había crisis mundial, el hospital también era parte de un paquete de emergencia, que incluía otros tres nosocomios localizados en la zona del sismo de 2007, cuando colapsó la infraestructura de salud en Ica, Pisco y Chincha.
A los ministros Vallejos y Garrido Lecca, se les ocurrió que cada una de estas obras tenía la misma urgencia, y así empezaron a negociarlas con un ahora famoso postor de obras hospitalarias, el dominicano Canaán, que actuaba en el Perú a través de su carnal aprista Rómulo León, que pululaba por diversos organismos públicos haciendo citas para su patrón.
Ya se sabe que el escándalo de los petroaudios derribó varios ministros, condujo a Rómulo León a la cárcel y le malogró varios negocios a Fortunato que, entre otras cosas, ya no usa su suite del Hotel Country para recibir autoridades peruanas. El nuevo ministro de Salud, ajeno al partido aprista y con apoyo del premier, entró entonces, en el espíritu de esos días, anunciando que revisaría todos los contratos de obras y dejaría sin efecto todo lo que tuviera que ver con Canaán. Cualquiera diría que lo lógico a partir de ahí era que se acentuaran los controles y la transparencia de las obras en el sector salud y que no se inventaran emergencias para saltar procedimientos. Pero, extrañamente, el DU 036-2009, vuelve a insistir en que la emergencia ya ni siquiera son las zonas de desastre sino para el hospital que el presidente viene ofreciendo casi desde el comienzo de su gobierno cuando decía que iba a construirlo con la plata que conseguiría de la venta del avión presidencial.
Indudablemente cualquier ministro de Economía que no fuera el solícito Carranza hubiera advertido que los fundamentos de los decretos de urgencia debían estar asociados a la necesidad del gasto: desastre natural, conflicto externo u otra contingencia no prevista, y no a la supuesta urgencia de gastar recursos disponibles. Pero parece que desde los tiempos del fujimorismo se ha aprendido mucho en materia de distorsionar el sentido de las normas. El hecho es que el Ministerio de Salud se basó inmediatamente en el decreto para proceder a asumir que efectivamente había una emergencia relacionada con las obras y equipamiento del nuevo Instituto Nacional del Niño, Tercer Nivel de Atención, Octavo nivel de Complejidad, y se acogió a diversas exoneraciones para la contratación de los estudios de obras, licitación, supervisión, etc. La Dirección de Logística quedaba encargada de las contrataciones señaladas, que ya no pasarían por las regulaciones del Consucode y de la Ley de Presupuesto.
El concurso
Curiosamente, pudiendo contratar en forma directa, la Dirección de Logística abrió un “Concurso-Oferta”, para que pudieran presentarse diversos postores. Parecía un gesto a favor de un mínimo de transparencia. Esta selección se realizaría en abril, en un proceso acelerado en el que las propuestas se presentaban el día 15 y eran abiertas el mismo día, y los resultados se entregaban el 20 de abril. Efectivamente, en esa fecha un acta de calificación con la firma de la directora ejecutiva de Logística, Irene Suárez, indicó que fueron analizadas dos propuestas:
- Consorcio Ingenieros Civiles y Contratistas Generales/ INCOT. SAC Contratistas Generales/ Bentín Diez Canseco José Ricardo
- Consorcio Constructora Málaga Hnos. S.A./JOCA Ingeniería y Construcciones S.A./ Guillermo Andrés Turza Arévalo.
También, de acuerdo al citado documento, la primera propuesta fue aprobada en la revisión técnica y la segunda no fue admitida, por no cumplir con los requisitos, lo que en definitiva significa que sólo se verificó la propuesta económica del clasificado al que se dio por ganador. El problema es que, según diversas opiniones técnicas recogidas por este diario, el sofisticado argumento que descalificó a un postor hubiera también sacado de carrera al otro si se aplicaba rigurosamente.
La exigencia de las bases planteaba que el arquitecto consultor de obra presentado por el postor debía tener una experiencia no menor a dos años durante los últimos 15 años, con una participación en no menos de cinco obras, con un área mínima de 10 mil metros cuadrados. Turza Arévalo (el descalificado) presentó una relación de 10 obras, cinco de las cuales estaban por debajo de las 10 mil metros cuadrados y no fueron tomadas en cuenta. De las cinco consideradas, el tiempo de experiencia sumaba 286 días o 9 meses con 16 días, o sea no llegaba a dos años.
Bentín Diez Canseco superó este requisito
Pero las bases también indican que el equipo de ingeniería de la obra debería tener una experiencia de no menos de cinco años, durante los últimos quince años, con una lista de cinco a diez obras, que debían estar sobre un mínimo de 17 millones 268 mil 695 soles, cada una. El postulante, Constructora Málaga Hnos. S.A./ Joca Ingeniería y Construcciones, demostró una experiencia de 15 años, mientras que a su rival le reconocieron 5 años con dos meses y dos días, con lo cual pasaba con las justas. Pero para sumar esta cantidad de años, meses y días, se hizo una trampita. Consorcio Ingenieros Civiles y Contratistas Generales/ INCOT. SAC Contratistas Generales presentó 6 obras, sin embargo dos de ellas estaban bajo el límite y no debieron ser tomadas en cuenta con el criterio que se había aplicado para los consultores de arquitectura. Si se descontaban estas dos obras, de acuerdo al criterio de las bases, se quedaba en sólo 3 años, 2 meses y 5 días, y no clasificaba.
Hay una versión que indica que esta situación le fue consultada al ministro Óscar Ugarte, con la indicación de que uno de los postores no calificaba en la parte de arquitectura y el otro en la de ingeniería y que, de aplicarse los criterios en forma estricta había que eliminar a los dos. Y el ministro, luego de hacer varias consultas, decidió que se sumaran los días de las obras por menor monto, violando las bases y generando un trato desigual a favor de un postulante.
Raúl Wiener
Unidad de Investigación
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